!Oh capitán, mi capitán!
Andaba yo el otro día jugando una pachanga de basket, nada serio en realidad. Todos los Sábados nos juntamos unos cuantos colegas en unas pistas de Palma, donde vivo, y disfrutamos un poco de las agradables mañanas que nos brinda la primavera mediterranea. Sol matutino, brisa fresca, oxigenamos un poco la sangre tras una semana de despachos y aire acondicionado y al finalizar, quizá, unas cervezitas a la sombra de Son Moix, donde este año el Mallorca, ha sufrido menos de lo que se preveia. Vive Manzano.
El caso es que estaba yo en plena faena. No es que me lo tome demasiado en serio, ya no. Eso lo dejé atrás, en mi adolescencía, cuando iluso de mí, pensaba que podría llegar a algo en este deporte; sin embargo el Sábado estaba picado. La semana había sido intensa en el curro y la adrenalina debía salir por algún sitio. Alguien de mi equipo lanzó, el balón toco aro y salió despedido a la altura de la línea de tiros libres. - Es mia! Salto, agarro bien el cuero, para que no se escurra. Un buen salto. Aterrizo sobre la zapatilla de un compañero. Chasquido. El tobillo se dobla. El Suelo está especialmente caliente hoy. El dolor no aparece de golpe. Llega poco a poco, pero sin freno. Es como si estubiera atado en las vias del tren y viera a lo lejos la columna de humo de una locomotora mientras se aproxima a toda leche. El dolor ya está aquí. Mierda, esto tiene mala pinta. Apenas han pasado unos segundos pero llega el pánico. Un verano de escayola. Un verano de muletas... Noto la hinchazón en la zapatilla. Alguien me dijo alguna vez que es mejor no desatarte. Me pongo en pie. Cojeo, me duele mucho, no puedo apoyar, estoy jodido...
Visita al hospital. Esguince grado 2. -Las 4 semanas no te las quita nadie y has tenido suerte...
Final de Champions. Las muletas me recuerdan que la felicidad no es total mientras degusto la repetición del gol de Messi. Faltan pocos minutos para que el árbitro pite el final. La tercera ya está aquí. Puyol corre la banda. Quiere marcar el tercero. Se tira al suelo ante la llegada de Van der Saar. El tobillo se le traba bajo el torso del meta holandés. Se dobla. !Dios, eso duele!. El capitán se levanta. No ha sido nada, menos mal. Sigue corriendo. Hay que defender, que esto aún no ha acabado y la remontada de los Red's al Bayern en el Nou Camp aún perdura en nuestras retinas. Sigue corriendo, pero su cara revela la verdad de un heroe. Acaba el partido. La Copa de Europa arriba, mientras el papelín dorado serpentea alrededor de nuestro equipo. La gloria es nuestra.
El Barça llega a Barcelona. Puyol pasa revisión médica. Tiene un esguince grado 2, unas 3 semanas de baja.
Esto es solo un ejemplo de lo mucho que ha dado este jugador al Barça. A veces, uno tiene que sentir ese dolor, esa patada, esa luxación, ese codazo, ese esguince... para entender que Él, esta echo de otra pasta.
En estos días donde los Messi, Eto'o, Iniesta o Xavi son laureados y con razón, no nos olvidemos que él, nunca nos fallará.
Gracias capitán!!!