¿Habrá algún día en el que dejemos de odiar al Maligno?

Creo que antes de que ello suceda, ficharán de nuevo a Robinho.

Señoritas, va aquí una lección.

No se puede ser ciento por ciento culé sin tener al menos un relativo grado de menosprecio contra todo lo que sepa, suene o apeste a blanco. Es más, cualquier ser que se precie de ser blaugrana no puede serlo sin tener en el haber una anécdota antimadridista, o al menos un intento.

A lo largo de los años, desde que vestí mi corazón por siempre con los irremplazables colores azul y grana, he tratado de cumplir con el requisito, no en una, sino en múltiples ocasiones. Juzgad entonces, si no merezco desde ya, la etiqueta del 'colombiano más blaugrana de la historia'.

El día que mi madre dijo que iba a pintar la casa de blanco, repugnante y pusilánime color allá donde los haya, amenacé con retirarle indefinidamente la palabra. Tuve que joderme, porque finalmente la pintó de blanco y mi bravuconería quedó en nada porque era a ella a quien tenía acudir para mi paga semanal. Claro que desde entonces nuestra relación no ha sido igual.

Años después, viviendo en Manchester con mi primo, un tío feo, verdaderamete feo --no sé si feo por ser del Madrid o por ser del Madrid era tan tan feo--, el muchacho me rogaba para que le prestara uno de mis CDs. Pues erre que erre.

Jamás le dije la verdad, pero el hecho era que a un merengón jamás le iba a permitir que pusiera sus sucias manos en mi propiedad. Ni en ese entonces ni ahora.

No mucho tiempo después, en un Barça-Madrid, cuando Rivaldo dejó al Bernabéu jetiabierto, para que luego el árbitro infame le anulara el gol, salté como un resorte del taburete en el que estaba sentado en un bar contaminado de maolientes madridistas y les dirigí decenas y decenas de cortes de manga.

Por cuenta de ello tuve que quedarme en el bar hasta que cerró, como 5 horas después, porque afuera había dos o tres que me iban a pegar una paliza y desfigurar mi hermoso rostro culé.

En fin, son estas algunas de las anecdotas que recuerdo gratamente, pero me sorprende y me desconozco cada vez que me hablan o pienso en el Madrid, también conocido como el Maligno, el Trampas, el Mandril, el Mied**d o simplemente el Mi**da. En Manchester lo conocen como el club de Paquito, el de la voz chillona.

Os decía, el Innombrable aflora en mí los pensamientos más oscuros que os podáis imaginar. Cuando escucho y entono la siempre agradable melodía de "¡Madrid se quema, se quema Madrid!", en verdad desearía que se quemase todo el Bernabéu (sin público y jugadores claro). Cuando estoy muy, muy cabreado, casi que en estado demencial, incluiría en la pira a Baúl y company.

Eso no está bien. De hecho es una actitud deleznable. Por ello, para enmendar tan grave falta, he decidido incluir un nuevo propósito entre los tantos que tengo para el 2009: odiar y despreciar aún más al Madrid.

Odiarlo no sé si pueda más, pues los ves ahí, a más de 10 puntos, y hasta pesar te dan. Pero por Dios, ya me diréis cómo no despreciar a un equipo que dice llamarse glorioso, entre otras sandeces similares, y que resulta vendiendo a su máxima estrella a una medianía como el Manchester City. Agachando la cabeza por su ineptitud y pérdida de clase.

Por todo esto y más, VISCA EL BARCA!!!! Tot el camp.... es un clam.... Tot el camp... Som la gent Blau Grana ... Tan se val d'on venim ... Si del sud o del nord.... BARÇA, BARÇA, BAAAAAAAAAAAARÇA!!


*Coletilla: Me pidió un asiduo a este blog que comentara con más frecuencia en los foros. Lamentablemente tengo que excusarme si no lo hago debido a un flujo inacabable de trabajo y la oportunidad de una mejora laboral.