la goma
no éramos favoritos ni de largo.
Pese al nombre del club, llevaba años haciendo temporadas regulares.
Esa no pintaba mejor, casi todos éramos muy jóvenes, pocas estrellas, decían que íbamos a luchar por no bajar. Y comenzamos la liga con un empate en casa y una derrota fuera. Parecía confirmarse, pues, no íbamos a estar arriba.
Pese a todo, nos llevaba un gran entrenador y los jugadores jóvenes tenían (teníamos) mucha calidad. Una remontada en el tercer partido, ganado después de ir perdiendo por 0 a 2 y con un hombre menos, nos convenció de que podíamos, vaya si podíamos.
Poco a poco nos fuimos definiendo, cogiendo confianza y juego. No os miento si os digo que en mi vida había visto un equipo en Tercera División jugar de la manera que lo hacíamos. Coincidió con la primera liga ganada de Rijkaard y la explosión del juego de presión arriba, robo cerca de portería rival y mucha calidad para resolver partidos. Mi equipo me recordaba muchísimo a ese Barça. También en los resultados, ganamos 11 seguidos. Dando espectáculo, sufriendo, o aprovechándonos de la "suerte del campeón". Marcando en el último minuto y de rebote, por ejemplo.
Cada vez éramos considerados más favoritos, claro. Nuestro perseguidor no fallaba, nosotros ganábamos y ellos también, así que al diferencia de puntos, que era considerable después de hacer 33 de 33 no era tan espectacular como debiera. Aunque sí llegamos a tener 7 u 8 puntos de ventaja, un muy buen colchón. Ya éramos campeones, o lo parecía.
Las ligas son muy largas, sin embargo. En un partido amistoso entre semana, típico de los jueves, algo pareció torcerse. No se cómo ni porqué, pero si recuerdo una especie de mal rollo, después de ese partido, como si hubiéramos perdido el encanto. El entrenador fue el primero en avisar al día siguiente, no le gustaban algunos detalles que había detectado.
Se confirmó el fin de semana con la segunda derrota del año después de la de la segunda jornada. Mala semana de entrenamientos posterior, con nervios y malos rollos y empate en casa ante un rival de la parte de abajo al siguiente partido. El segundo, además, seguía ganando.
Y se confirmó la crisis con una derrota en casa ante estos mismos. Incluso esa suerte aliada de los equipos campeones nos dio la espalda. Ese día volvimos a recuperar sensaciones en el juego pero encajamos un gol estúpido. Para colmo, un jugador rival nos paró un penalti tras la expulsión de su portero. Se pusieron a 1 punto y recuerdo perfectamente como ante nuestras narices y en nuestro campo se fueron al vestuario mientras cantaban "campeones, campeones".
Todo el mundo lo daba por hecho, nos hundiríamos. Pero a diferencia de cuando comenzó la "crisis", donde el vestuario pareció incluso romperse después del primer pinchazo, la remontada coincidió con un vestuario de nuevo fuerte y con las cosas claras tras un par de charlas.
Volvimos a ganar, claro, porqué los buenos equipos suelen ganar partidos. Si eres el mejor de los equipos, sueles ganar aún más partidos. Y eso hicimos. Se volvió a una gran racha mientras el rival por el campeonato no aguantó el nivel. Y es que de la misma manera que nosotros no podíamos ganar 20 partidos seguidos, ellos tampoco. Es ley de vida, lógica pura. Simplemente, las rachas buenas y malas no coincidieron, así que cuando nosotros ganamos puntos ellos los perdieron y cuando nosotros perdimos un par, ellos recuperaron terreno.
A eso, sí, se le llama "hacer la goma".
Lo grande de las ligas, con excepciones que confirman la regla, es que suelen ganar los que mejores equipos. Se pasan malos momentos, malas rachas donde parece que todo se viene abajo, pero a la larga gana el mejor. Y la diferencia de puntos marca la diferencia entre los equipos. Esa liga la ganamos por una diferencia de +12 pese a llegar a estar sólo un punto por encima.
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