Tormentas imaginarias
Hoy toca aparcar la Liga en una esquina. Hoy toca olvidar que en la despensa las provisiones se han reducido a cuatro puntos de ventaja. Hoy toca despreciar las ponzoñosas columnas de opinión que convierten en dogmas de fe palabras como “cagómetro” o “Villarato”. Hoy toca ignorar las amenazantes luchas clandestinas por una suculenta porción del pastel institucional más allá del verano de 2010.
Hoy toca partido de Copa del Rey contra el Mallorca. Hoy toca disputar la tercera semifinal consecutiva en esta competición. Hoy toca atar en corto a Juan Arango. Hoy toca hacer bueno el resultado del partido de ida y obtener un billete para la final. Hoy toca demostrar cuál es el equipo que ha ganado más veces este torneo en toda la historia. Hoy toca levantarse, sacudirse el polvo y seguir caminando.
Hoy no toca señalar con dedo acusador a un determinado futbolista por fallos puntuales o por bajo rendimiento. Hoy no toca caer en una espiral derrotista ni sumergirse en el pesimismo. Hoy no toca pronunciar “euforia” pero sí “ilusión”. Hoy no toca retirar la confianza en una plantilla de jugadores y un cuerpo técnico que esta temporada han dado sobradas muestras de querer y poder.
Hoy toca conseguir un poco de tranquilidad en la isla de la calma. Hoy toca alejar fantasmas y demonios particulares. Hoy toca aislarse herméticamente de los efectos nocivos que provoca la turbia atmósfera del entorno. Hoy toca entender que todos esos irritantes ruidos mediáticos que se escuchan de fondo no son más que inofensivas tormentas imaginarias.
Hoy toca fútbol.