Ucronías, by Rai

Situémonos es otra realidad, opuesta radicalmente a la que nos rodea. Jan supera la moción de censura en verano de 2008 con el mismo 60,6%, sí, pero no sobrevive a las presiones posteriores de la societat civil catalana y de parte de su junta y dimite a los pocos días acompañado de sus perrines (nótese la mala fe del autor, evocando venenosamente en el lector ingenuo cierta anaogía entre perrines y nanines; normal, al fin y al cabo es patatabravero y rezuma odio por todos sus poros). El duet fantàstic de las finanzas, aká Soriano & Ingla, más algunos adláteres de buen ver y mejor comer, se mantiene en la directiva.

Transcurre la temporada. Peor imposible. Guardiola no sólo no se come los turrones sino que le meten una neula por el mismísimo culo. En enero Txiki, casi nada al aparato, toma las riendas del equipo. Caemos eliminados en Copa y Champions, e iniciado el mes de abril peligran incluso las plazas UEFA. Terremoto de fuerza 9 en la escala Gaspart. Se convocan elecciones.

Se arma un cifostio acojonante. Vuelve Arús. Espadaler publica su libro. Bañeres reabre su blog. Mundo Deportivo ve el final del túnel, Kubaarts sale de la nevera. Sport es cogido a contrapié (pero pronto encontrará su redil). Montilla cena con Sandro y le pide que se presente. Éste acepta, siempre y cuando no haya elecciones. Se le asegura que tal.

Sandro anuncia se precandidatura al día siguiente de proclamarse el Maligno campeón de Liga tras derrotar 6-2 al Barça en Chamartín. A los pocos días también la anuncian los de siempre: Llauradó, Martinez-Rovira, Minguella, Majó, Casas, Medina, Estrada, Liñan y Clusells. Sorprende la salida al ruedo de un nuevo aspirante, Moi, que solicita las papeletas. A los cuatro días es hallado en una cuneta.

La precampaña resulta sucísima. El Yoya tiene que cerrar porque la guerra entre facciones es ya insoportable. Pocos quedan ya con el anonimato intacto.

Al final, sólo Sandro reúne las firmas necesarias y el 1 de junio de 2009 es nombrado automáticamente President. Asegura contar con 300 millones de euros. Ficha a todo crack viviente, excepto los que apunta días antes Futbolitis.

Confi teme por su ídolo. Y con razón. Tras una semana en el cargo Sandro le da la carta de libertad a Eto’o, que acaba firmando por la Reggina. ‘Equipo con potencial’, asegura Confi pocas horas antes de ser hospitalizado.

En la Brunete están que trinan. Se acusa a Sandro de nuevo rico, de dilapidador, de engreído, y a La Caixa de inmoral y cínica. Catalunya está podrida, y es normal que en esa sociedad nazionalista se intente evitar la celebración de elecciones democráticas. Se acusa a la prensa catalana de taparlo todo y de hacerle la pelota a Sandro de forma babosa. ‘La gente de Barcelona no se entera de lo que sucede a su alrededor’, se insiste desde la capital. Un periódico deportivo madrileño editorializa apelando a las esencias del fútbol y recordándole a Rosell, con fórmulas elegantes, que el carácter ganador no está en venta. Otros plumillas le sacan punta diariamente a esta línea argumental. En las tertulias radiofónicas estatales critican el despilfarro en fichajes y lo analizan en clave de equipo atormentado con complejos de inferioridad atávicos que pretende adquirir a base de talonario lo que no ha sido capaz de lograr con una buena gestión. Se entrevista a socios del Barça anónimos que se muestran indignados por este proceder de la nueva junta. Se habla continuamente de la mala imagen que el Barça está cosechando por todo el mundo, y los blogs filomadridistas tachan las presentaciones de los nuevos cracks en un Camp Nou abarrotado como propias de equipo pequeño que quiere y no puede y que se conforma con agarrarse histriónicamente a una esperanza vacua e impostada. Y un largo etcétera.

Se celebra un torneo alevín en Gratallops. El público silva a los jugadores de color del conjunto madridista. Al día siguiente, todos los informativos de las TV nacionales sacan la noticia en portada, con entrevistas a los niños afectados (‘los menos culpables de esta situación’) y declaraciones de sus padres, que expresan su rabia entre lágrimas. Dos eurodiputados elevan una protesta al Parlamento de Estrasburgo, no sin antes declarar, con cara apesadumbrada, que ‘por supuesto que no todo el pueblo catalán es racista, pero lo que no se puede hacer es negar que el problema existe y mirar para otro lado’.

Bienvenidos al mundo real.