Ten Cate vs Tito Vilanova [Bootleg # 01]

Tarde y mal, pero aquí os dejo uno de los choques que hubiésemos visto de haber cuajado el Duelo de Patums. Esta eliminatoria, cuyo tema era algo así como "¿Quién era realmente el bueno? ¿Ten Cate o Tito Vilanova?", enfrentaba a los dos Jotas del Yoya por un puesto en los cuartos de final.

Tened en cuenta que esto se escribió hará unos dos meses y que no ha sido revisado, con lo que es posible que alguno de los argumentos haya perdido relevancia e incluso vigencia. Toda la culpa es mía por demorar su publicación.

TEN CATE vs TITO VILANOVA

Hasta este verano, por Tito Vilanova a mí no me venía nada. Si me hubieran preguntado en junio del año pasado, yo habría contestado que alguien con ese nombre tenía que ser forzosamente un playboy de Llafranc, de los que se pasan el día tomando el sol en la piscina y la noche apoyado en la barra de una discoteca

cubata en ristre tirando tejos a diestro y siniestro. Seamos serios: ya de entrada, un tío con ese nombre no tiene autoridad para entrenar a un equipo de fútbol. Pero es que además, con la cara paga.

Cuando decíamos que "el bueno era Ten Cate" nos referíamos a que, ante la flojera que le entraba a Rijkaard a la hora de manejar a sus cracks, la mano de sargento del

amigo Henk asía por la hombría a todos los pupilos díscolos y les hacía formar con diligencia militar. Vaya, que sacaba el látigo e imponía disciplina. La disciplina llevaba al orden, el orden a la profesionalidad, y en ese punto el guante de seda de Frank se encargaba de pulir sus tácticas sobre el campo para que el equipo desplegara su juego mayestático. Pero esto era como lo de empezar la casa por los cimientos: si le quitas la base (cosa que sucedió cuando Ten Cate emigró a nuevas aventuras por tierras holandesas) toda la estructura se desmorona cual castillo de naipes. De ahí la debacle posterior a su marcha: la finesse no sirve de nada si detrás no hay alguien acojonando al artista potencial.

Traslademos este binomio al tándem Guardiola-Vilanova: ¿quién creen ustedes que es el encargado de poner el orden en este vestuario? Es más: ¿quién creen ustedes que lleva la batuta tanto de la disciplina como del sistema táctico del equipo? No hace falta ser Sigmund Freud para darse cuenta de que, como en todo equipo de dos, hay

alguien que pone el motor y otro que hace de carretilla, y en el actual banquillo del Barça el amigo Vilanova no llega al papel ni de rueda de recambio. Él se limita a tomar apuntes (sin duda herencia de Van Gaal) y a escoger el menú de los jueves (paella) y el color de la pintura de las paredes de las duchas. Para mandar, para decidir los cambios, para cuadrar a los jugadores y para trenzar las tácticas ya tenemos a Guardiola.

¿De verdad hace falta siquiera decir quién de los dos es el bueno?

¿Quién es Francesc Vilanova Bayo, conocido familiarmente como Tito? ¿A qué dedica el tiempo libre? Sabemos muy poco de esta ya mítica y legendaria figura de nuestro club. Que nació en las exóticas tierras del Baix Empordà, anduvo por la cantera blaugrana allá por el Trifásico y más tarde la Grama, para ser secretario técnico del Terrassa y de ahí pegar el salto al Barça Athlètic como segundo de Pep. Un Hombre que exuda catalanidad allá donde va, un guardián de las esencias últimas del barcelonismo.

Resulta inevitable comparar su figura con la de otro "prohombre" del balompié, el inefable Henk Ten Cate, un señor al que no se le recuerdan más que malas caras, vive ese Louis ahora aficionado a las salchichas bávaras (that's what she said!). La leyenda nuñista, y rosellista, empeñada en negar los méritos de Rijkaard (aquel a quien tan pronto intentaron echar para poner a Scolari), atribuyó al avinagrado de Henk un control sobre la disciplina de la plantilla que habría desaparecido tras su marcha. En efecto, visto desde fuera puede dar la impresión de que quitó el tapón de la bañera en ese momento. Mas todos sabemos que los problemas existían mucho antes de París, que en 2006 se ganó por inercia. Y el bueno de Henk es corresponsable del desastre posterior, por supuesto. Es hora de bajarlo del altar. No olvidemos su paso triunfal por las calles de Chelsea y Panathinaikos.

Pero demos incluso por buena la beatificación patabravera de Ten Cate. Admitamos la diferencia entre un Rijkaard con y sin sargento de latón al lado. Ahora volvamos la vista al heroico Pep. En pareja de hecho con Vilanova ascendió en seguida al B, y logró el triplete. Pero también lo hemos conocido sin Tito de la mano. Apostando a caballo perdedor (Bassat), negociando para traer al Barça a grandes figuras como Juan Malillo, Riera o Luque. Y ya este año, en las decisiones en que Tito no pincha ni corta. Más notablemente, el fichaje de Hleb y su negativa a traspasarlo este verano. La confianza dada a Gudjohnsen. El empeño en renovar a Gabri II (Víctor Sánchez). Pep en solitario es un peligro. Sólo Tito puede evitar que el potro se desboque.

Es hora de reconocer las virtudes de este Superman català.

Sí, claro, ahora resultará que la culpa de que Bassat no ganara las elecciones era de Tito Vilanova, que se hallaba en esos instantes practicando el tiro al pichón en su finca de Llavaneres... ¡nos ha jodido! Vaya, no entiendo cómo el resto de clubs europeos no vienen a ficharlo para entrenar sus planteles de estrellas, tal y como hicieron con Ten Cate... ¡parece mentira que el Chelsea se haya quedado con Ancelotti, o que el mismísimo Tito Floren haya optado por una medianía como Pellegrini en vez de llevarse al amigo Tito por cuatro perras, con lo cual encima pegaría un bombazo en plena línea de flotación azulgrana (siempre según -J-, claro, pues al irse este mesías de flequillo inclinado el bueno de Pep se vería incapaz de colocar a sus once jugadores sobre el terreno de juego)!

¡Claro que sí! ¡Dejemos los mandos de la dirección técnica a Tito! ¡Mandemos a paseo a Txiki, Laporta y Guardiola y dejemos que Vilanova nos traiga a Ribéry y Villa con su gran influencia, y hagamos que su mera presencia haga que Eto'o y nuestro presidente se unan en un salivoso abrazo que alargue la presencia del camerunés en nuestro equipo durante un lustro más, sonriente y contento como ya nos tiene acostumbrados!

Ahora que lo pienso, mejor fichamos a Tito como Conseller d'Economia para que nos resuelva el finançament, luego lo traspasamos a Economía y Hacienda para que finiquite la crisis, y finalmente lo colocamos como asesor de Obama para que logre la paz mundial, resuelva el conflicto palestino-israelí y de paso que encuentre a Bin Laden.

Le noto tenso Dr., vive Eto'o. Yo he venido aquí a hablar de mi debate futbolístico, no a hacer chanzas con Tito Vilanova como el nuevo Obama blaugrana (difícil de imaginar, con ese flequillo minguellista de tres rombos). Y la pregunta es, ¿era el bueno Ten Cate, o es el bueno Tito? A ello me restrinjo.

No entro en discutir por qué perdió esas elecciones Bassat, sino en que llevaba a Pep de director deportivo y éste construyó un proyecto, por decirlo de algún modo, pintoresco. Conocemos algo de ese Pep, y algo del actual. La diferencia es que el actual va de la mano de Tito. Un hombre de su plena confianza. Algo habrá hecho bien, digo yo.

Algo no, muchas cosas. Pues aunque Pep sea quien más figura, el trabajo sucio que hace un segundo entrenador es muy importante. Tanto que algunos yoyeros, sin ningún empacho, atribuyeron méritos a Ten Cate para negárselos a Rijkaard. ¿Por qué eso sí valía entonces y ahora elogiar a Tito no?

De Vilanova tenemos alguna rueda de prensa transmitiendo sensatez, algo que nunca se le vio hacer a Ten Cate, anclado en su fanjalismo permanente. ¿Que tenía a ralla a Ronaldinho? No sería así cuando en la segunda mitad de la temporada de París pasaba más tiempo en el gimnasio que entrenando... Los problemas no aparecieron por la marcha de Henk. Simplemente estaban ahí y con la inercia que llevaba el equipo dejó de ser suficiente. Como muestra está, reitero, su paso para olvidar por Chelsea y Panathinaikos.

Pero además, tiene mucho más mérito rehacer un equipo en meses para lograr un triplete, que el doblete de la 05/06. ¿O no?