LA PROPUESTA PORTUGUESA

Hace unos días, Fernando Gomes, director deportivo del Oporto, propuso la creación de una liga ibérica de fútbol, mediante la integración de los principales equipos del país vecino del país vecino a la liga española.

Que una buena idea provenga de Portugal ya debería ser noticia de por sí, pero la cuestión tiene más matices, todos ellos de gran calado, como los mares de Somalia.

Es un hecho indudable que las grandes ligas se han partido. La Premier y el Calcio son cosa de tres, a lo sumo cuatro equipos. La Liga, prácticamente de dos. Etcétera. Esta situación no aporta sino tedio a estas ya de por sí largas competiciones, con múltiples partidos insulsos entre equipos grandes y equipos ascensores, y multitud de partidos directamente absurdos entre equipos de las partes media y baja de la tabla. Un Chievo-Livorno, un Hull-Portsmouth... vaya patata de partidos.

El segundo hecho incontestable que un buen puñado de equipos con historia y potencial se han visto empequeñecidos y faltos de aire comercial y competitivo por el mero hecho de pertenecer a estados de pequeña dimensión: El Ajax, el Anderletch, el Celtic... agonizan en sus liguillas plagadas de equipos de nivel de Segunda B.

La propuesta portuguesa sería una gran solución, tanto desde el punto de vista competitivo como comercial. La integración de Celtic, Rangers y algunomás en la Premier League. De Ajax, Feijenoord y PSV en la Bundesliga. De Anderletch y Brujas en la Francesa. De Benfica, Oporto y Sporting o más en la española... Estas ligas se enriquecerían y los históricos de países pequeños cobrarían nuevo aire. Un Bayern-Ajax de liga, ¡qué maravilla!

Nacerían así nuevas ligas más interesantes y competitivas. Por poner un ejemplo, el Barça cambiaría partidos contra Málaga y Xerez por partidos contra Benfica y Oporto.

También sería el momento de airear los calendarios. Estas nuevas superligas serían de un máximo de 16 equipos. Podemos imaginar fácilmente una jornada 11 de la liga ibérica como ésta:

1. Deportivo-Atlético Madrid
2. Real Madrid-Benfica
3. Athletic Club-FC Barcelona
4. Sporting de Lisboa-Sporting de Gijón
5. Villarreal-Zaragoza
6. Mallorca-Oporto
7. Osasuna-Valencia
8. Nacional de Madeira-Sevilla

Bien, ¿no?

En lo político-deportivo, estas nuevas ligas deberían estar gestionadas por organismos descentralizados, para evitar favoritismos interestatales, lo cual muy probablemente redundaría en una mayor ecuanimidad de unos estamentos federativos y arbitrales más independientes.

Porque, para evitar suspicacias, no debería darse el caso que un árbitro español o un portugués arbitraran un Sevilla-Benfica. Se daría entrada al libre tránsito de árbitros, guiado por criterios de mercado y calidad, como sucede en el caso de los jugadores, con lo que un Barça-Madrid podría darse el caso que fuera arbitrado por un noruego, por poner un ejemplo; el sr. Henning, quizá.

Está claro que este nuevo tipo de competición no agradaría de entrada a los equipos pequeños y medianos, que tienen su razón de ser en las visitas anuales de Barça o Madrid. Pero pronto se darían cuenta de su error, craso como todos los errores, pues, por contrapartida, pasarían automáticamente a ser equipos punteros de la primera división estatal, con luchas feroces e interesantes para subir a la federal. Imagínenselo: ¡El RCDE Español luchando por el título de la liga española! Ni en sus sueños más húmedos.

GALLINA DE PIEL: Sin ninguna duda, en una Europa común, de libre mercado y libre circulación de personas, bienes y servicios, hay que avanzar en ese sentido.

HAY QUE SEJIR TRAFAJANDO: Nacional de Madeira-Barça: partido trampa.