YOYAMUSEO, EL ANTIGUO YOYA

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jueves, 20 de agosto de 2009

TRAIDORES!

Hace unos dias le lancé un guante en todo el jeto al Socio en Fans del Maligno. Se trataba de una propuesta arriesgada y que seguramente muchos no aceptarán, aunque espero guste a otros tantos. Al grano, reté a El Socio, buque insignia del enemigo, a que escribiera un post en nuestro Yoya. A cambio, nuestro gurú Fórceps escribiría uno en territorio comanche.

Pues ni corto ni perezoso va y me envia esto:


¡Traidores!

Estuve dándole bastantes vueltas a cómo escribir un artículo para el Yoya hablando del Fars... esto, del Barça sin ser irrespetuoso. Al final me di cuenta que lo mejor era hablar de los tránsfugas: los futbolistas que por un motivo u otro jugaron en el Barcelona y más tarde se fueron al Madrid, con otro club de por medio o no. Son jugadores cuyos traspasos a veces provocaron grandes reacciones en la hinchada, y otras veces la dejaron totalmente indiferente. Los más pasionales no dudaron incluso en poner a estos futbolistas la etiqueta de "traidores". Vamos con ellos, por orden cronológico:

Zamora

Jugador célebre aún hoy pese a pertenecer al fútbol prehistórico. De hecho, debutó en 1916 con el Español, para irse tres años después al Barcelona. Tras el exitazo de los Juegos de Amberes, Zamora pidió más dinero al presidente del Barça (¡quién aún era Johannes Gamper!), quien ya había interiorizado el carácter catalán y le negó el aumento. El Español aprovechó para repescar a su jugador, pagándole 20.000 pelas de ficha y 1000 de sueldo. Diez años pasaría Zamora en el Español, hasta que le llamó el Madrid, quien abonaría 100.000 pelas de traspaso y 40.000 como sueldo mensual, dejando claro que ya entonces era un club imperialista, o bien que pagaba las cosas por lo que valen, a elegir. Aquí triunfaría por todo lo alto, hasta que llegó la guerra y pasó a ocultarse en varias casas, perseguido por los republicanos que como todo el mundo sabe eran angelitos que jamás persiguieron a ciudadanos de pie. Aunque pasó por la Modelo de Barcelona, logró librarse del "paseíllo" gracias a la embajada argentina, y finalmente acabó en Niza, donde coincidiría con nuestro siguiente protagonista.

Josep Samitier

Pepe, para los amigos. Al igual que Zamora, protofutbolista de la década de los 20, cuando el hombre empezaba a inventar las primeras máquinas voladoras y la tele no era más que un sueño. Pese a ello, existen filmaciones del jugador, como esta o esta, entrañables imágenes de la época del Charleston. Dice la leyenda que Samitier fue fichado con 17 años del Internacional de Sants a cambio de un traje con chaleco y un reloj con esfera luminosa, inaugurando la era de fichajes salvajes del club barcelonés; es obvio que el pobre chaval fue engañado al entonces llamado Barcelona F.C. No obstante, allí tuvo un gran éxito profesional: le llamaban "el mago" y el equipo tuvo que cambiar de campo ante la gran afluencia de público, abandonando la calle Industria, donde la siempre distinguida afición barcelonista se había hecho célebre por enseñar el culo. El Barcelona incluso ganó la primera edición de la Liga, en 1928 (¡lo que les costaría llegar a las 15!), pero los días de vino y rosas terminarían: llegó un momento en que Samitier quería ganar más dinero. Imagino que el Barsa querría renovarle por dos trajes y dos relojes, y Pepe dijo que nanai, protagonizando el primer traspaso sonado de nuestra historia: se fue al Real Madrid Football Club en 1933.

Samitier permanecería dos temporadas en el Madrid, donde ganaría la Liga en su primer año y la Copa en el segundo, aunque ignoro si se le arrojaron cabezas de cerdo u otro ganado en sus visitas a Les Corts. Sí, ya sé que en ese tiempo casi todos los que estamos aquí no éramos ni proyecto de embrión, pero esto es como aquello que decía Dennis Hopper en Amor a quemarropa: “La abuela de tu abuela de tu abuela se folló a un negro”. O sea, que aunque no nos acordemos de aquello, os quitamos a Samitier y ganamos títulos con él. ¡A joderse!

Tejada:

Canterano barcelonista, que jugó entre otros en el España Industrial, filial barcelonista de la época (qué cosas, ¿eh?). Tras dos años cedido en el Murcia vuelve al Barcelona, donde tendría una larga y exitosa carrera como extremo derecho goleador. En 1961 pierde la final de la Copa de Europa contra el Benfica (en aquella edición con los arbitrajes divertidos de los colegiados ingleses al Madrid). El Barsa, deprimido, decide renovar plantilla y deja libre a Tejada, que se marcha al Madrid. En el club blanco vuelve a llegar a la final de la Copa de Europa, de nuevo contra el Benfica, ¡y volviendo a perder! Quiere decirse que Tejada quizá era algo gafe, pero de todos modos con él ganamos dos Ligas y una Copa. ¡A joderse!

Evaristo

Fue un brasileño (blanco) que jugó cinco temporadas en el Barsa en los años cincuenta, y según dicen destacó como exterior. Como lo de Tejada había salido bien, y básicamente por joder, el Madrid se lo trajo también, aunque ya andaba algo cascado. Sin embargo le fue algo peor que a su compañero, y sólo jugó 17 partidos de Liga. Pero bueno, al menos no molestó mucho y se fue después de un par de años.

Bernd Schuster

Alemán trastornado con gran toque de balón y visión de juego, figura emblemática del Barça de los 80. Renunció a su selección con 23 años por unas rencillas absurdas y en general se dedicaba a liarla parda en cuanto tenía una ocasión, para desmayo de Josep Lluis Núñez (nacido José Luis). Tras ocho años con los culés, el Barça no le renueva, y en un golpe de efecto, se marcha al Madrid. Aquí deleitaría con su juego, pero parece que también tocó los cojoncillos bastante; por aquella época oí a un periodista asegurar que le dieron a escoger a Mendoza entre renovar dos años a Chúster o fichar a Ricardo Rocha por cuatro, y optó por lo segundo. Chúster se marchó al Paleti, y casi 20 años después volvería como entrenador al Madrid, conservando su carnet de socio azulgrana y jodiéndonos un par de temporadas. Qué rencoroso, el tío. Con todo, lo cierto es que cuando estuvo como jugador ganamos títulos con él. No tengo más remedio que repetirlo: ¡a jorobarse!

Milla

Mediocentro fabricado por Johan Crujff y caracterizado básicamente por ser un mingafría. En toda su carrera realizó tres tiros a puerta. Comoquiera que el Barça de la época funcionaba como un reloj, incluso los mingafrías parecían grandes jugadores, con lo que a Milla se le subió a la cabeza y pidió más dinero. Crujff le dijo que "bye bye", y fabricó a otro mingafría que con el tiempo se haría famoso por depilarse los brazos y su afición a los chalecos de punto: Guardiola. Milla recaló en el Madrid ganando mucho, y al poco de llegar se chascó la rodilla. Cuando se recuperó, en su puesto estaba un tal Fernando Redondo, y como es lógico Milla se convirtió en un oscuro recuerdo, pese a lo cual estuvo pululando siete años en el club. Recuerdo un partido histórico en el que Martín Vázquez tuvo que darle un alarido porque no se había enterado de que le había mandado un centro, pese a estar ambos de cara y a unos cinco metros de distancia. Al final se iría al Valencia, club mucho más acorde con su calidad y carácter. En este caso no diré que os jodáis.

Nando:

Canterano zevillista cedido al Barsa, donde ganó la Copa de Europa de Wembley, contra ese transatlántico del fútbol mundial que era la Sampdoria, de falta y en la prórroga. Tras acabar la cesión se suponía que el Barça lo ficharía definitivamente, pero el Madrid se metió de por medio. Los blancos se llevarían el gato al agua, con cabreo del Barsa y denuncia al Sevilla incluida. Si bien Nando jugó algo en su primer año, con Floro de entrenador, y se ganó la Copa, al final se convertiría en una especie de broma en el Madrid. De ahí en adelante jugó tres o cuatro partidos, aparte de sufrir lesiones graves; era una especie de Woodgate zevillano, que te despistabas y se te olvidaba que estaba en el equipo. Al final se iría al Español, donde jugaría mucho y tal. Nadie del Madrid recibió palmaditas en la espalda por este exitoso fichaje.

Laudrup:

Fue víctima de la regla de los tres extranjeros, que le dejaba en la grada en beneficio de Romario. Cruyff no pudo o no supo gestionar sus rotaciones (sin saber lo pronto que el brasileño le dejaría en la estacada), y Laudrup se cogió un rebote del 15, sobre todo al quedarse fuera de la gloriosa final de Atenas. Como resultado, un danés frío se sintió herido en su orgullo y se vino al Madrid. Aquí le acogimos con entusiasmo, como si fuera una transfusión de toque y clase directamente desde el pomposo "Drin Tin". El primer año todo fue de dulce: Michael hizo funcionar el rombito de Valdano y el Barsa se comió su 5-0 con patatas cundo nos visitó en el Bernabéu. La temporada siguiente, en cambio, fue bastante gris para todos. Con 32 años, y no viendo mucho interés por el Madrid, Laudrup se fue con la música a otra parte, ignorandola revolución que llegaría al año siguiente. ¿Cómo habría sido Laudrup en manos de Capello? Pero desde luego dejó huella: en su último partido, el fondo sur le dedicó una enorme pancarta, mientras que a Míchel -no sé cuántas temporadas en el club-, se llevó unos aplausitos y hasta luego. En cualquier caso, gracias por mandárnoslo, la experiencia fue corta pero intensa.

Figo

Qué decir... a día de hoy, el traspaso más sonado del fútbol mundial, entre otras cosas porque el jugador no quería venir. Tío bastante pesetero, el portugués tensó la cuerda con Núñez, pensando que en el mejor de los casos obtendría un aumento y en el peor se quedaría como estaba. Su representante firmó un precontrato con el Madrid para presionar, convencido de que el ingeniero friki no tenía nada que hacer contra el Sanz bicampeón de Europa. Al recibir la noticia, Figo preguntó a su apoderado si estaba de coña: tenía que irse al Madrid o poner 5.000 kilos (que incluso le pidió a Gaspart). El portugués sabía que desde ese momento sería el hombre más odiado de Catalonia, pero no le quedaba otra que hacer las maletas. En Madrid tuvo un año glorioso y espléndido, pero al año siguiente se le acabó el fuelle físico y se convirtió en un sobapelotas insoportable (lo que no le ha impedido seguir otras diez temportadas dando el coñazo como profesional). Ahora, las risas que nos echamos por aquí no tienen precio, y el "seny" demostrado por el Nou Camp tampoco. Además, el traumita que sufrió al Barcelona lo dejó totalmente sonado en el lustro siguiente. Si Figo se hubiera largado de Madrid un par de años antes habría sido la operación perfecta.

Ronaldo

En el año en que jugó en el Barça, Ronaldo apuntaba a mejor jugador de la historia, se dice pronto. Por desgracia para el barcelonismo, tenía dos representantes mafiosos cuya idea era tener a su chico itinerando por Europa y forrarse con cada traspaso. Entre la tacañería de Núñez y la codicia de los susodichos, la cosa se tenía que romper, y Ronaldo se fue al Inter, donde tras un gran año lo que se rompió fue su rodilla, dos veces. Cuando se recuperó, el chico estaba casi totalmente fuera del mapa futbolístico y pasado de peso, pero Floren tenía buen instinto y se lo arrebató a un Moratti que se cabreó bastante. El que jugó en Madrid era Ronaldo II, un jugador menor respecto al joven, pero aun así superior a casi todos los demás. Si iba para mejor de la historia, desde luego algo le debía quedar. Marcó muchísimos goles con nosotros y además parecía que no le costaba, pero no se cuidó lo suficiente y nuestros técnicos no le corrigieron. A la postre, el Madrid fue el club donde más jugó, y si hubiéramos tenido más estabilidad quizá se le podría haber disciplinado. Grato recuerdo el que dejó el gordito; Núñez, debiste soltar la guita.

Celades

Enésimo mediocentro mingafría fabricado por Cruyff, que como los anteriores parecía mucho más cuando jugaba en su pequeño ecosistema. Cuando empezaba a asomar en el primer equipo tuvo una lesión grave y todo el mundo temía que fuera a truncarse una carrera brillante; pero no había nada que temer, el bueno de Albert iba a ser un mediocre con lesión o sin ella. Tras un añito en el Celta como transición hacia un traspaso apalabrado con el Madrid, Albert dio el gran salto. Miel sobre hojuelas, sino fuera porque el tío era muy flojo y los técnicos se dieron cuenta enseguida. Jugó poquísimo y cuando jugaba no se le notaba, por lo que se le acabó empaquetando hacia Burdeos, de donde volvería para agotar (por fin) su contrato. Jugó en el Zaragoza tres años y ahora pulula en la Liga americana. Celades es un ejemplo claro de por qué no hay que fichar a un tío sólo porque haya sido del Barça, y mucho menos si es mediocentro.

Saviola

Pero nuestros gestores no aprendieron la lección. Saviola quedaba libre con el Sevilla, ¿y qué mejor idea que traérselo al Madrid? Quedaría bien para un par de portadas y no tendría una ficha muy alta, apenas cinco milloncejos al año. Chúster dio el visto bueno y ya teníamos al conejo aquí, dispuesto a triunfar. Hay que decir que Saviola es un delantero de buenas cualidades, pero aquí nadie pensó nunca en serio en utilizarlo. Al final se convirtió en una de nuestras proverbiales losas salariales, absolutamente imposible de vender y sin minutos; víctima en el altar del Mito. Este verano el Benfica nos hizo la merced de llevárselo, aunque todo el traspaso fue para pagarle la pasta que le faltaba por cobrar. Y es que el conejito, jugando o no, nunca ha ganado mal.

Y esos son todos los "traidores", hasta donde yo sé. Unos nos dieron alegrías, otros no tantas, pero casi todos despertaron morbo. Yo entiendo la tentación casi irresistible de traerse jugadores o ex-jugadores del Barsa (la de años que llevamos tras el dichoso Sesc), pero es algo que hay que hacer con mucha prudencia. Que en Barcelona juegan paquetes como en todos sitios, vive Dios, aunque lleguen a hacerse un nombrecito. Si alguno del Yoya quiere escribir sobre los que hicieron el viaje inverso, ahí queda el guante. Si no estoy confundido fueron Chus Pereda, Müller, Hagi, Luis Enrique, Prosickito, Dani, Alfonso y Tonto'o. Alguno triunfó a lo grande, pero eso es otra historia para que la cuente otra persona.

Fórceps, es tu turno. Toda la parróquia blaugrana velará por tí. Meteles caña!!!

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