¡Menos mal que soy culé!
Me sentí profundamente asqueado, como seguramente se sienten todos los fines de semana los seguidores del Real Madrid, al terminar el Barcelona-Recreativo. Sí queridos colegas, sentí en carne propia lo que significa que a mi equipo lo ayuden los árbitros. Me imagino que los madridistas ya están inmunizados a tan deleznable sensación.
Seamos francos, el Barcelona recibió, por primera vez en lo que va de temporada, un empujoncito arbitral. Iturralde González no le cobró un penal claro al Recreativo, le pitó un penal injusto en contra y le anuló un gol legal --aunque también le hizo lo mismo a Henry--.
Con el pitido final, una voz interior recorrió mi columna vertebral diciéndome ¡Así gana el Madrid! Y no jodas, menudo asco sentí. Menos mal que en las botas de los nuestros sólo hay fútbol e inclusive, ante el perjudicado Recre, merecimos ganar.
Iniesta y Henry cuajaron excelentes actuaciones. Al francés cada vez lo veo más enchufado y de Iniesta intuyo que va camino de lograr grandes gestas en las próximas semanas. Las lesiones que lo apartaron un importante trecho de la temporada lo tienen ahora fresco y quizás se convierta en nuestra gran baza para apuntarle con garantías al triplete.
No os quito más tiempo, y pido disculpas a Iceman86 si me le adelanté a su post. Con mucho gusto puede pisar este. Además, no creo que os haga mucha gracia repetición de bloguero con el amplio abanico que tenemos.
Por cierto, ¿qué escribirá la gonorrea de Relaño en su columna de hoy? Ya el As retomó su campaña acomplejada. Me sorprendió, he de reconocerlo, que el cronista de ese panfletillo dijera que el Barcelona mereció ganar pese a las ayudas.